Introducción al personaje:
El contexto histórico de “Según la Costumbre” se sitúa en la
Bogotá de fines del siglo XIX y principios del siglo XX. En esta época la
ciudad se hallaba en una calamidad médica por el incremento de casos de una enfermedad infecciosa de tipo
sexual llamada sífilis.
El barrio Egipto, que se
ubica en lo que actualmente conocemos como el sector de La Candelaria, (localidad número 17 del Distrito Capital de Bogotá, Capital de Colombia más exactamente en la carrera 4 hacia el
norte) es el lugar en
donde se desarrollan gran parte de los acontecimientos narrados por
Calabacillas a lo largo de la novela. En segundo lugar de ubicación geográfica se encuentra la
localidad de Chapinero. Este sector amenazaba con convertirse en una nueva
ciudad en donde sólo habitarían personas prestigiosas, con un rango social y
económico elevados. Dicha idea de ciudad independiente traía con sigo la
posibilidad de una casa de citas con mayor sofisticación para los adinerados
clientes, cosa que no le convenía para nada al negocio vil e insalubre de los
burdeles Bogotanos.
Calabacillas nos cuenta su
versión de los hechos desde la postura marginal de un proxeneta al que le
interesa el dinero por encima del bienestar de las mujeres con las que negocea.
Para Calabacillas, la Sífilis no pasa de
ser un incoveniente molesto para su trabajo que se soluciona con el reemplazo
de las prostitutas infectadas por indígenas sanas traídas de Facatativá: "Voy a decir la verdad de las cosas.
Con esto de la enfermedad nos ha tocado traer mujeres de Facatativá. Son
indias. Están sucias. Y huelen a leche de cabra. Pero a los caballeros les
gustan. Porque obedecen. Las traemos en una carreta. Al orejón que me las
consigue le insisto en que tienen que estar bien sanas. No queremos que los
caballeros se infecten. Las necesito para el viernes." (Mallarino, p.7)
Inicialmente,
Mallarino nos presenta un arquetipo de personaje
circular repleto de connotaciones negativas, un hombre sin ningún tipo
de escrúpulos al momento de tratar a las mujeres como mercancía. Podríamos
decir que este sujeto representa a decenas de proxenetas causantes de la
propagación de la sífilis y otras enfermedades de transmisión sexual en todos
los contextos históricos y geográficos de la humanidad.
Cabe mencionar, que además
de ejercer como proxeneta, Calabacillas violentaba a las indias física y
moralmente, ejercía una influencia negativa sobre Raquel queriéndola llevar
nuevamente por el camino de la prostitución para ampliar sus horizontes
comerciales, y se venga de sus patrones secuestrando y asesinando a una mujer. De
los anteriores hechos podemos concluir, que el machismo formaba parte del
enfoque cultural de la época, la mujer más que una persona, era considerada un
ser maleable e inferior. También el racismo se hace presente en la descripción
narrativa, haciendo obvio que una mujer
india valía menos que una Santafereña de tez blanca y era tratada como algo
menos que un animal.
Las características físicas
de este sujeto concuerdan perfectamente con la descripción de su personalidad.
Se podría decir, que el relato lo describe como un monstruo. Paradójicamente, su
apariencia empeoraba conforme sus actos de violencia incrementaban. Los males
de la sífilis, las secuelas que iban dejando en su cuerpo y su deterioro mental
eran cada vez más notorios.
La personalidad y forma de
ver el mundo de Calabacillas contrasta significativamente con la del doctor
Anselmo Pinedo un profesional de la medicina, que se encuentra investido con los rasgos de la
ciencia y que físicamente en la descripción de Calabacillas se muestra como
alguien superior al resto, por ejemplo, a Raquel, aunque moralmente el relato
no avale necesariamente estos juicios al mantener una relación ambigua con la
viuda de su paciente reciente, el Sr. Wilcott. Para Anselmo, Bogotá se
relaciona con la luz y no con las tinieblas en las que desaparecen los caballeros
que se reúnen con las prostitutas, así lo expresa cuando refiere: “Ha estado lloviendo en Bogotá sin parar.
Desde por la mañana está el consultorio lleno de esa luz cenicienta de Bogotá.
A las tres o cuatro ya hay que encender las bombillas” (p. 188).
Para concluir, nos parece
importante destacar la intención del
autor al resaltar el cambió que tuvo que asumir la ciudad de Bogotá ante el
incremento de las enfermedades de tipo infeccioso. Con su novela “Según la
costumbre”, Mallarino Florez enaltece a
la medicina moderna y la consolida
como el conocimiento definitivo en la construcción de la Bogotá
Contemporánea, ya que son los
profesionales de la medicina quienes comienzan a presionar por la adopción de
cambios importantes en la ciudad, como la construcción de un sistema acueducto
moderno; la aplicación del cloro al agua, y la formulación de principios de
higiene que se vuelven normas sociales, ejerciendo así una función
pedagógica en pro de la salud de los habitantes.
-...eso de tratar mujeres es cosa sería. Yo me las aguanto porque de lo que ganan ellas como yo también, y pues primero está el bienestar mío y el de mis hijas... ¿si me entiende?, de lo que ganan ellas putiando le pago la educación a mis chinas, para que no vayan po' ahí a agarrar el mismo camino, eso me dolería mucho. A mi me da cagada que el patrón a veces no les reconoce los pesitos que se merecen y necesitan, hay unas que trabajan todo el día, eso no más es que se los saca uno y se los mete el otro. ¡La vaina es tenaz!, no crea... el año pasado se nos suicidó una muchacha, se metió un montón de pepas con vodka después de que uno de los clientes le rompió la jeta a cachetadas porque no quiso acceder a sus cochinadas llegó la policía, casito nos sellan el local si no es porque el patrón le unta la mano al tombo mayor. Todos esos malparidos son unos vendidos, esa noche hasta se sentaron a consumir y manosear a las muchachas.
- Yo he tratado de buscar trabajo en otras vainas, pero como no soy estudiado no me sale nada. Antes de meterme en esto le manejaba el taxi a un tío, pero lo que ganaba no me alcazaba ni para mi, menos para sostener a mis chinas. Al patrón me lo presentaron los hermanos de mi mujer, ellos frecuentaban harto el local, mi mujer sabe, hasta las mujeres de ellos saben. Esa familia es bien relajada, y a las viejas les toca aguantarse, porque es eso o que mantengan a los chinos solas, y como sólo se dedicaron a parir... pues ahí quedaron amarradas, yo por eso insisto en que a mis chinitas las saco profesionales, para que no tengan que depender de un hijueputa de esos. Siempre le oro a mi Dios para que no se vayan a preñar, las cuido para que nos e vayan a ennoviar antes de tiempo, y que cuando lo hagan sea con un man que las quiera en serio, que no me les vayan a hacer daño porque los mato.
-Mi mamá antes de morir me dijo que me retirara de esto, que lo que se ganaba acá era plata mal habida, que lo hiciera por las niñas, que algún día me lo iban a reprochar... yo le dije a mi vieja que si...que yo me iba a retirar. De eso ya van 5 años, cuando la niña mayor tenía 11, ya tiene 16... uff parce, me da un miedo verla tan grande y bonita con tanto buitre rondando... Y eso mijo, no le he podido cumplir la promesa a mi mamá, a mi acá me va bien haciendo de todo, cuando las niñas cumplen años el patrón siempre me da plata extra que para que les haga fiesta y lo invite, en Navidad siempre nos vamos a pasear con la familia del patrón. Él es buena gente, pa' qué, al hijo lo tiene estudiando en Los Andes, y a la niña la mandó a estudiar a España. El aparte de este local administra otros cuatro y trabaja con las que cobran caro, con las gomelas... un polvo con esas viejas no baja de 500 lucas, ¿caro no?, pero así de buenas están.
-El problema con las gomelas es que de vez en cuando nos dejan mamando a los clientes, no cumplen... la mayoría son universitarias. Entonces, nos toca llamarlas casi que a rogarles que aparezcan, recogerlas en la puerta de la universidad y llevárselas al cliente. Casi siempre comen en algún restaurante caro y luego se las comen, jajajaja hermano... esas viejas son una boleta, y son las que más dan.
-Hace poco nos modernizamos, les hicimos catálogo de fotos, y montamos una pagina de Interné. A más de una se le notaban las cicatrices de las cirujias, una que otra estría y hasta celulítis, ¡pero que va!, nada de eso salió en las fotos. Eso de los computadores es una maravilla, hasta a mi me pueden dejar bonito con esa vaina y conseguirme novia gringa.
- Llevo ya 12 años en el negocio, ya me sé las movidas, los azares. Nos tocó reforzar seguridad porque los borrachitos se ponen pesados, y no falta el que se quiere ir sin pagar. Ah malaya vida la mía, una vez me tocó uno que se quería llevar a la muchacha a la casa, y pues aquí las del domicilio son otras, las que trabajan aquí, trabajan aquí, eso está estipulado en un contrato...si señor, eso es con contrato y todo, prestaciones y seguridad social, las vainas han cambiado, y es mejor hacer todo legal. El patrón les tiene EPS a todas. Los manes que viene aquí son finos, nadie quiere granitos en el pipí, y pues aquí les garantizamos que las putas están sanas.