viernes, 18 de mayo de 2012

Monólogo de un proxeneta Bogotano




Introducción al personaje:


El contexto histórico de “Según la Costumbre” se sitúa en la Bogotá de fines del siglo XIX y principios del siglo XX. En esta época la ciudad se hallaba en una calamidad médica por el incremento de  casos de una enfermedad infecciosa de tipo sexual llamada sífilis. 

El barrio Egipto, que se ubica en lo que actualmente conocemos como el sector de La Candelaria,   (localidad número 17 del Distrito Capital de Bogotá, Capital de Colombia más exactamente en la carrera 4 hacia el norte)    es el lugar en donde se desarrollan gran parte de los acontecimientos narrados por Calabacillas a lo largo de la novela. En segundo lugar  de ubicación geográfica se encuentra la localidad de Chapinero. Este sector amenazaba con convertirse en una nueva ciudad en donde sólo habitarían personas prestigiosas, con un rango social y económico elevados. Dicha idea de ciudad independiente traía con sigo la posibilidad de una casa de citas con mayor sofisticación para los adinerados clientes, cosa que no le convenía para nada al negocio vil e insalubre de los burdeles Bogotanos.

Calabacillas nos cuenta su versión de los hechos desde la postura marginal de un proxeneta al que le interesa el dinero por encima del bienestar de las mujeres con las que negocea. Para  Calabacillas, la Sífilis no pasa de ser un incoveniente molesto para su trabajo que se soluciona con el reemplazo de las prostitutas infectadas por indígenas sanas traídas de Facatativá: "Voy a decir la verdad de las cosas. Con esto de la enfermedad nos ha tocado traer mujeres de Facatativá. Son indias. Están sucias. Y huelen a leche de cabra. Pero a los caballeros les gustan. Porque obedecen. Las traemos en una carreta. Al orejón que me las consigue le insisto en que tienen que estar bien sanas. No queremos que los caballeros se infecten. Las necesito para el viernes." (Mallarino, p.7)
Inicialmente, Mallarino nos presenta un arquetipo de personaje circular repleto de connotaciones negativas, un hombre sin ningún tipo de escrúpulos al momento de tratar a las mujeres como mercancía. Podríamos decir que este sujeto representa a decenas de proxenetas causantes de la propagación de la sífilis y otras enfermedades de transmisión sexual en todos los contextos históricos y geográficos de la humanidad. 

Cabe mencionar, que además de ejercer como proxeneta, Calabacillas violentaba a las indias física y moralmente, ejercía una influencia negativa sobre Raquel queriéndola llevar nuevamente por el camino de la prostitución para ampliar sus horizontes comerciales, y se venga de sus patrones secuestrando y asesinando a una mujer. De los anteriores hechos podemos concluir, que el machismo formaba parte del enfoque cultural de la época, la mujer más que una persona, era considerada un ser maleable e inferior. También el racismo se hace presente en la descripción narrativa, haciendo obvio que  una mujer india valía menos que una Santafereña de tez blanca y era tratada como algo menos que un animal.
Las características físicas de este sujeto concuerdan perfectamente con la descripción de su personalidad. Se podría decir, que el relato lo describe como un monstruo. Paradójicamente, su apariencia empeoraba conforme sus actos de violencia incrementaban. Los males de la sífilis, las secuelas que iban dejando en su cuerpo y su deterioro mental eran cada vez más notorios.

La personalidad y forma de ver el mundo de Calabacillas contrasta significativamente con la del doctor Anselmo Pinedo un profesional de la medicina, que  se encuentra investido con los rasgos de la ciencia y que físicamente en la descripción de Calabacillas se muestra como alguien superior al resto, por ejemplo, a Raquel, aunque moralmente el relato no avale necesariamente estos juicios al mantener una relación ambigua con la viuda de su paciente reciente, el Sr. Wilcott. Para Anselmo, Bogotá se relaciona con la luz y no con las tinieblas en las que desaparecen los caballeros que se reúnen con las prostitutas, así lo expresa cuando refiere: “Ha estado lloviendo en Bogotá sin parar. Desde por la mañana está el consultorio lleno de esa luz cenicienta de Bogotá. A las tres o cuatro ya hay que encender las bombillas” (p. 188).

Para concluir, nos parece importante destacar  la intención del autor al resaltar el cambió que tuvo que asumir la ciudad de Bogotá ante el incremento de las enfermedades de tipo infeccioso. Con su novela “Según la costumbre”, Mallarino Florez enaltece a  la medicina moderna y la consolida  como el conocimiento definitivo en la construcción de la Bogotá Contemporánea,  ya que son los profesionales de la medicina quienes comienzan a presionar por la adopción de cambios importantes en la ciudad, como la construcción de un sistema acueducto moderno; la aplicación del cloro al agua, y la formulación de principios de higiene que se vuelven normas sociales, ejerciendo así  una función  pedagógica en pro de la salud de los habitantes.








-...eso de tratar mujeres es cosa sería. Yo me las aguanto porque de lo que ganan ellas como yo también, y pues primero está el bienestar mío y el de mis hijas... ¿si me entiende?, de lo que ganan ellas putiando  le pago la educación a mis chinas, para que no vayan po' ahí a agarrar el mismo camino, eso me dolería mucho. A mi me da cagada que el patrón a veces no les reconoce los pesitos que se merecen y necesitan, hay unas que trabajan todo el día, eso  no más es que se los saca uno y se los mete el otro. ¡La vaina es tenaz!, no crea... el año pasado se nos suicidó una muchacha, se metió un montón de pepas con vodka después de que uno de los clientes le rompió la jeta a cachetadas porque no quiso acceder a sus cochinadas llegó la policía, casito nos sellan el local si no es porque el patrón le unta la mano al tombo mayor. Todos esos malparidos son unos vendidos, esa noche hasta se sentaron a consumir y manosear a las muchachas.

- Yo he tratado de buscar trabajo en otras vainas, pero como no soy estudiado no me sale nada. Antes de meterme  en esto le manejaba el taxi a un tío, pero lo que ganaba no me alcazaba ni para mi, menos para sostener a mis chinas. Al patrón me lo presentaron los hermanos de mi mujer, ellos frecuentaban harto el local, mi mujer sabe, hasta las mujeres de ellos saben. Esa familia es bien relajada, y a las viejas les toca aguantarse, porque es eso o que mantengan a los chinos solas, y como sólo se dedicaron a parir... pues ahí quedaron amarradas, yo por eso insisto en que a mis chinitas las saco profesionales, para que no tengan que depender de un hijueputa de esos. Siempre le oro a mi Dios para que no se vayan a preñar, las cuido para que nos e vayan a ennoviar antes de tiempo, y que cuando lo hagan sea con un man que las quiera en serio, que no me les vayan a hacer daño porque los mato.



-Mi mamá antes de morir me dijo que me retirara de esto, que lo que se ganaba acá era plata mal habida, que lo hiciera por las niñas, que algún día me lo iban a reprochar... yo le dije a mi vieja que si...que yo me iba a retirar. De eso ya van 5 años, cuando la niña mayor tenía 11, ya tiene 16... uff parce, me da un miedo verla tan grande y bonita con tanto buitre rondando... Y eso mijo, no le he podido cumplir la promesa a mi mamá, a mi acá me va bien haciendo de todo, cuando las niñas cumplen años el patrón siempre me da plata extra que para que les haga fiesta y lo invite, en Navidad siempre nos vamos a pasear con la familia del patrón. Él es buena gente, pa' qué, al hijo lo tiene estudiando en Los Andes, y a la niña la mandó a estudiar a España. El aparte de este local administra otros cuatro y trabaja con las que cobran caro, con las gomelas... un polvo con esas viejas no baja de 500 lucas, ¿caro no?, pero así de buenas están.

-El problema con las gomelas es que de vez en cuando nos dejan mamando a los clientes, no cumplen... la mayoría son universitarias. Entonces, nos toca llamarlas casi que a rogarles que aparezcan, recogerlas en la puerta de la universidad y llevárselas al cliente. Casi siempre comen en algún restaurante caro y luego se las comen, jajajaja hermano... esas viejas son una boleta, y son las que más dan.

-Hace poco nos modernizamos, les hicimos catálogo de fotos, y montamos una pagina de Interné. A más de una se le notaban las cicatrices de las cirujias, una que otra estría y hasta celulítis, ¡pero que va!, nada de eso salió en las fotos. Eso de los computadores es una maravilla, hasta a mi me pueden dejar bonito con esa vaina y conseguirme novia gringa.

- Llevo ya 12 años en el negocio, ya me sé las movidas, los azares. Nos tocó reforzar seguridad porque los borrachitos se ponen pesados, y no falta el que se quiere ir sin pagar. Ah malaya vida la mía, una vez me tocó uno que se quería llevar a la muchacha  a la casa, y pues aquí las del domicilio son otras, las que trabajan aquí, trabajan aquí, eso está estipulado en un contrato...si señor, eso es con contrato y todo, prestaciones y seguridad social, las vainas han cambiado, y es mejor hacer todo legal. El patrón les tiene EPS a todas. Los manes que viene aquí son finos, nadie quiere granitos en el pipí, y pues aquí les garantizamos que las putas están sanas.




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